viernes, 28 de junio de 2013

La Paz del Maíz


Nikita Kruschev

1953. Muere Iosef Stalin. Las dos mayores potencias, Estados Unidos y la Unión Soviética, ambas ya poseen la bomba atómica. Una guerra entre ellas, ya no supone una época de enorme sufrimiento para los beligerantes, sino la aniquilación de la Humanidad y posiblemente del planeta. Por eso hay una enorme expectación sobre su sucesor.

El PCUS (Partido Comunista de la Unión Soviética) decide elegir a alguien, inequivocadamente comunista, pero también no estalinista. Es elegido Nikita Kruschev (o Jruschov, según las transcripciones fonéticas).

Los primeros mensajes que transmite son que el estalinismo ha cometido numerosos errores y crímenes y que su culto a la personalidad ha sido contrario al marxismo-leninismo. Habla completamente convencido, como liberándose de una pesada carga. Parece sentirse culpable (y probablemente no sin razón) y afirma que ya no habrá más purgas, ni más ejecuciones. Poco a poco va desmontando todo el entramado estalinista.

También lanza un mensaje a Occidente hablando de la coexistencia pacífica y del horror de una guerra nuclear, a la que teme en sus palabras:

"Hemos entrado en una época en la que es difícil inventar un arma más poderosa que la bomba de hidrógeno que posee una fuerza prácticamente ilimitada... ¿Acaso no tenemos en cuenta el hecho de que la fuerza destructiva de los ingenios militares tienen un poder formidable? ¿Es posible que se olvide que sobre nuestro planeta no hay nadie inaccesible a las armas nucleares y a los misiles? Es difícil hacerse una idea de las consecuencias que tendría para la Humanidad una guerra en la que fueran empleados estos medios de destrucción y de exterminio terribles. Si consentimos que esta guerra estalle, se contarán las víctimas no por millones ni por decenas de millones sino por centenares de millones de seres humanos. Ésta sería una guerra que no distinguiría entre frente y retaguardia, entre soldados y niños."

Nikita Kruschev, Declaración a los partidos comunistas obreros

Las cancillerías occidentales acogen muy positivamente el nombramiento. Los rotativos de los principales periódicos, a pesar del secretismo con que el que se vive en la Unión Soviética, hablan de un cambio muy positivo. El mundo suspira aliviado. Parece que en las más altas esferas de la URSS ya no gobierna un fanático descerebrado.

Hijo de campesinos pobres, con notables dificultades económicas, con quince años empieza a trabajar de obrero, caracterizándose por una gran capacidad de trabajo y por un enorme deseo de formarse y adquirir cultura, llegando en seguida a ser obrero metalúrgico calificado, condición que le hace estar exento de participar militarmente en la Primera Guerra Mundial. De no haber intervenido en la Revolución Bolchevique, su futuro lo habría llevado a ser maestro industrial o incluso ingeniero. Lucha con el Ejercito Rojo en la Guerra Civil. Dirige el frente político contra la invasión alemana en el curso de la Segunda Guerra Mundial, donde destacó especialmente como Comisario Jefe del NKVD (agencia de espionaje predecesora del KGB) en la batalla de Stalingrado.

Se gana la confianza de Stalin, siendo nombrado gobernador de Ucrania. Su predecesor, Stanislav Kossior, había sido ejecutado y la misma suerte corrieron su mujer y los hermanos que le sobrevivieron. Vive el terror en primera persona, pensando que él o su familia pueden ser los siguientes, tan sólo por una sospecha de Stalin. Entre 1938 y 1940 fueron arrestadas en Ucrania por supuestos delitos políticos 165.565 personas, de las que probablemente un tercio fueron ejecutadas. Sobrevivió a todas las purgas de la época, haciendo gala de un gran celo estalinista, posiblemente por temor por él mismo y por su familia, por lo que, muerto Stalin, se empeña en desmantelar su obra.

Kruschev, trabajador infalible, que valora especialmente la formación, sólo quiere en los cuadros dirigentes a los mejores. Anula la dedocracia estalinista, el ascenso por motivos político-ideológicos, por una meritocracia, el ascenso por méritos de trabajo y formación. Pronto se nota este cambio de forma positiva. La URSS adelanta a los EEUU en la carrera espacial (lanzamiento del primer satélite en 1957 y primer vuelo espacial tripulado en 1961) y en la carrera de armamentos. Impulsa la colonización de tierras vírgenes en Siberia, fomenta la investigación científica y la producción artística, hasta tal punto que convierte a la URSS en una auténtica potencia en estos campos. Probablemente es en estos años cuando la URSS alcanza su cenit y los años dorados de los que los ciudadanos soviéticos (hoy ex-soviéticos) guardan buen recuerdo.

Como muestra de un cambio en las relaciones exteriores, se llega a un armisticio en la Guerra de Corea. Esperanzados por su ánimo liberalizador, en los países del Este, se cree que ha llegado el momento de liberarse de la tutela de la URSS, pero están muy equivocados. La revuelta anticomunista de Hungría será aplastada en 1956.

Económicamente, Kruschev lanza planes orientados a liberalizar la economía para competir con Estados Unidos. Descentraliza la rígida planificación estalinista aumentando la autonomía de regiones y empresas, presta mayor atención a la agricultura y la industria ligera, dando prioridad al abastecimiento de bienes de consumo e iniciando una nueva política económica, basada en los principios del economismo. Pero sigue estrellándose una y otra vez contra el muro de la agricultura. Los malos resultados agrícolas obligaban a la importación masiva de cereales. La buena pujanza de la industria supone que la importación de productos alimentario no sea un problema, pero algo falla cuando la URSS no consigue autoabastecerse alimentariamente. No hace falta ser un experto en Economía para saber que un régimen no puede sobrevivir si no tiene garantizado su autoabastecimiento alimentario.


La coexistencia pacífica

Occidente alucina cuando en 1959 Nikita Kruschev afirma que desea visitar los Estados Unidos en visita oficial con el fin de limar asperezas. Los norteamericanos no se lo terminan de creer. Es como si tu mayor enemigo te viene a hacer una visita de buen rollito. Es más, se piensa que la coexistencia pacífica debe ir más allá de la no agresión; con la ayuda y la colaboración es como se crea una auténtica amistad. Los estadounidenses piensan que no puede ser cierto que el sucesor de Stalin venga a visitarnos en plan colega. Pero lo es.

El pueblo norteamericano se vuelca con la visita de Kruschev. No por admiración precisamente, pero sí por curiosidad. 

Es un hombre entrado en años y en kilos, con poco pelo, risueño, con buen humor y, como buen ruso, aficionado a la bebida. Socarrón y campechano. Su imagen es muy distinta del ogro que se habían imaginado.


El presidente norteamericano Dwight Eisenhower y Sra. con Nikita Kruschev y Sra. 
¿Es un sueño o una pesadilla?

Nikita Kruschev no duda en reunirse con los tiburones norteamericanos de la economía. En su discurso se dirige a ellos pidiéndoles que no le vean como un enemigo, sino como un competidor, que no se trata de capitalismo o comunismo, sino lo que la historia demuestre cual es el mejor régimen para la Humanidad. “Y estoy seguro de que vencerá el comunismo”.

Tan seguro está que en 1961 suscribe que en el plazo máximo de veinte años (o sea, en 1981) se habrá llegado a la sociedad comunista, es decir, se acabará la dictadura del proletariado, ya no habrá clases sociales, ni estado, se habrá llegado al paraíso en la Tierra.

Todo está saliendo muy bien. Tras la Segunda Guerra Mundial y la tensión nuclear, el mundo se relaja. Los felices sesenta, el boom demográfico.

Entre puros, copas y risotadas, el presidente norteamericano Eisenhower le da una palmada en la espalda y le pregunta.

- ¿Qué puedo hacer por ti, amigo?

Entonces, NIkita Kruschev saca del bolsillo un papel con el nombre de un agricultor de Iowa.

- Quiero conocer personalmente a este hombre.

No cabe duda que el ruso es un hombre bien excéntrico. Se viene a Estados Unidos en visita oficial y entre otras prioridades quiere ver a un agricultor del que la mayor parte de los norteamericanos no sabe nada. Pero algo tendrá el agua cuando la bendicen.


Roswell “Bob” Garst

Rosswell Garst, al que se le conoce coloquialmente como Bob Garst, es un agricultor de Iowa, pero no es un agricultor corriente. Además de hombre de campo, es un técnico y un investigador.

Habiendo cursado estudios de ingeniería agronómica, decide transformar su explotación, orientándola a la agricultura intensiva basada en el maíz híbrido. Pronto consigue rendimientos record, pasando de 200 hectáreas a una auténtica macroexplotación en Coon Rapids (Iowa), basada en el maíz híbrido y en la
mecanización, que sirve de modelo en todo Estados Unidos.

Pero Bob Garst no sólo es un agricultor de éxito. También es un divulgador agrario, impartiendo numerosas conferencias; un investigador, experimentado en su propia explotación y un experto a nivel mundial, a través de sus artículos en revistas especializadas de agricultura.

Más de derechas que el grifo del agua fría, es un anticomunista convencido. Piensa que cuando progrese la agricultura de la URSS, el comunismo ya no tendrá sentido y caerá por su propio peso. Su doctrina la denomina “la diplomacia de los estómagos llenos”. Piensa que muchas guerras, revoluciones y el propio comunismo, han surgido debido al hambre. Por eso, si se elimina el hambre, se conseguirá una paz duradera en todo el mundo. Esa es la auténtica revolución, por eso es uno de los abanderados de la revolución verde, conseguir los máximos rendimientos por superficie. Es fundamental acabar con el hambre en el mundo, que ningún ser humano muera de hambre. Cree que en los tiempos que vive, por primera vez en la Historia es posible, “se puede hacer, se debe hacer”.

En sus artículos de las revistas de agricultura, habla frecuentemente de los errores de la agricultura soviética y esto no ha pasado desapercibido a Nikita Kruschev y a sus servicios de información y por eso quiere conocerle en persona. Así de fino hilaba la KGB en unos tiempos en los que no existía Internet.

Bob Garst, a pesar de ser el dueño de un imperio agrícola, no lo parece. Con sus tirantes y botas de goma, cuando unos agentes del gobierno le dicen que va a venir a verle el mismo Presidente de la Unión Soviética alucina en colores.

Recibe a Kruschev con un traje que le queda de mal como a un Cristo dos pistolas. Le enseña con detalle la explotación, mientras los traductores, se lo traducen al Presidente del URSS. Amigo de dar consejos, aunque no se los pidan, por eso no es santo de la devoción de muchos agricultores. Habla de las mejoras que debería introducir la Unión Soviética. Kruschev presta mucha atención. Después ofrece un refrigerio a tan ilustres invitados.


Nikita Kruschev y Bob Garst. El hombre alucina con el marrón que le ha tocado

Kruschev se vuelve a uno de sus asesores y le dice al oído:

- Este es nuestro hombre. Que se venga con nosotros, cueste lo que cueste.

Roswell Garst acepta el reto. Menuda paradoja, va con esperanza de mejorar la agricultura de la Unión Soviética con el fin de acabar con el comunismo.


Kruschev y Garst con una mazorca de maíz, nuevo símbolo de la paz, sustituyendo al olivo. 
En el fondo son dos ilusos, uno cree que está próximo el paraíso en la Tierra y el otro el fin del hambre en el mundo.


Las familias Kruschev-Garst posan en una foto que es el paradigma de la Paz del Maíz. 
Occidente y el Este han dejado de ser enemigos y han pasado a ser competidores. 
El devenir de los acontecimientos demostraría que eso no era posible.

El momento histórico queda inmortalizado en lo que se llamaría Peace trough Corn, literalmente la paz a través del maíz, que se podría traducir como la Paz del Maíz. Momento histórico que también recibe otros nombres, como diplomacia del maíz o diplomacia de la granja de maíz de Iowa.


El final de la coexistencia pacífica

Roswell Garst viaja varias veces a la Unión Soviética y a Hungría. Trabaja por reformar los sistemas de producción, haciendo hincapié en la agricultura intensiva y la maquinaria.

Sus reformas fracasan una y otra vez. Sus sistemas que eran efectivos en un sistema capitalista, no tienen ningún éxito en el comunismo. Al final, ambas partes coinciden en el fracaso. Roswell Garst afirmaría del comunismo en una forma de hablar campesina “nos intentan vender unos malos caballos, haciéndolos pasar por buenos”.

La política exterior de Nikita Kruschev oscilará entre el buen rollito y la agresión macarra. ¿Cuál es la razón de tales bandazos contradictorios? Es difícil saberlo. Métase en una batidora, su personalidad excéntrica, los posiblemente sinceros deseos de paz, el deseo de contentar al sector duro de su partido, el convencimiento de que finalmente triunfaría el comunismo, la creencia de que siempre se puede aprender algo del enemigo, y el convencimiento de sus ideas, bátase y posiblemente salga algo parecido a la política exterior de Kruschev.

Debido a la huída masiva de los ciudadanos del sector oriental de Berlín, la RDA construye un muro para impedirlo, que a partir de entonces se llamaría el muro de Berlín, o el Muro de la Vergüenza. Kruschev apoya y avala la creación de este muro, lo que le lleva a enemistarse con Occidente y sobre todo con Kennedy, que afirma en Berlín “todos somos berlineses”.

La tensión aumenta por momentos. Cuba ha entrado en la órbita comunista. Anteriormente, un avión espía norteamericano es derribado en territorio soviético. Kruschev, en la ONU, con un cabreo más que evidente protesta golpeando en el atril con su zapato (su famosos “zapatazo”). El piloto (Francis Gary Powers) estaba vivo y prisionero en la URSS, mientras EEUU no sabía nada. Poco después fue liberado en canje con un espía de la URSS que guardaba prisión por ese motivo en Occidente (mierda tenían todos).

La tensión entre los EEUU y la URSS alcanza su cenit cuando ésta instala cohetes de alcance medio en la isla de Cuba. Colocar lanzaderas de misiles con cabeza atómica en Cuba es como apuntar con una pistola a alguien que no te cae muy bien. Una pasada. Kennedy amenaza en serio. Es la “crisis de los misiles”. El mundo contiene la respiración, la guerra atómica puede estar cerca.

Finalmente Kruschev cede, a cambio del compromiso de Estados Unidos de no invadir Cuba. El teatro de la Guerra Fría volvía a estar igualado. Las dos partes coinciden en que se han cometido errores y se crea una línea directa entre la Casa Blanca y el Kremlin (el “teléfono rojo”), con el fin de agilizar las conversaciones entre ambas potencias durante períodos de crisis. Hay que volver el espíritu de la Paz del Maíz.

Pero ya es demasiado tarde para eso.

Es la primera vez que la Unión Soviética se rila. Para el sector duro del PCUS, Kruschev ha resultado un blandito. Es la ocasión esperada para deshacerse de él.

El adelgazar la burocracia y eliminar el enchufismo, no le ha creado precisamente amigos dentro del partido y del aparato, por lo que ha llegado el momento de que el sector duro del PCUS vuelva tome el poder. En 1964 fue forzado a dimitir, se le destituyó de todos sus cargos y se le concedió el retiro por su avanzada edad y el deterioro de su estado de salud, sucediéndole al frente del partido uno de sus más estrechos colaboradores, Leonidas Brézhnev. En 1966 fue expulsado del Comité Central del Partido. Murió el 11 de septiembre de 1971 en Moscú, dedicando los últimos años de su vida a la jardinería y a escribir sus memorias.

A tomar vientos la Paz del Maíz. Ya es historia.


Cincuenta años después

¿Sirvió para algo la Paz del Maíz? Probablemente para mucho más de lo que parece.

A finales de agosto de 2009 se celebraron unos actos que conmemoraban aquellos sucesos. Y también se llegaron a unas conclusiones, que resumo brevemente.

Si alguien tiene más interés puede consultar los enlaces que aparecen al final. El encuentro se celebró en la explotación Garst, de 5.500 hectáreas, hoy declarada lugar histórico de los Estados Unidos. Actualmente destinada por la familia Garst en 2004 a actividades sin ánimo de lucro, manteniendo su estructura tradicional, es un centro de investigación de actividades como explotación viable al tiempo que ejemplo de gestión sostenible de la tierra.

El miedo atroz entre rusos y estadounidenses, que hubiera llevado a la aniquilación total del contrario, desapareció. Kruschev y Garst coincidían en que había que acabar con el hambre en el mundo. Todos coincidieron, tanto en el pasado como en el presente, en que el progreso de la agricultura es el progreso de la Humanidad.

Una de las intervenciones más esperadas fue la del hijo de Nikita Kruschev, Sergei Kruschev, profesor de la Brown University de Rhode Island, y que acompañó a su padre a Iowa en 1959.


Sergei Khrushchev, en su intervención del 29 de agosto de 2009 en Coon Rapids

Sergei recordaba el asombro de su padre en 1959, al visitar la explotación Garst, que se mantenía sólo con los hijos de Garst y unos pocos empleados. Un tamaño similar de explotación colectiva en Rusia habría requerido 60 trabajadores. Le preguntó a su padre que si los productos agrarios les vendían los estadounidenses a buen precio, porque no comprarles y ya está, a lo que le contestó su padre “no necesitamos los productos agrarios de Estados Unidos, necesitamos su conocimiento de cómo hacerlos”.

Alex Nikitin, agrarista, agricultor y ganadero, dio las gracias a Kruschev por intentar alimentar mejor a su pueblo, “eso es una de las mejores cosas que se puede decir de un líder”.

Otra interesante fue la de Víctor Lishchenko, un conocido agrarista ruso. Afirmó que los resultados de la colaboración agraria USA-URSS fueron útiles, por ello Rusia es la tercera productora mundial de grano. Las preguntas que se hicieron Kruschev y Garst hoy siguen estando vivas ¿Cómo podemos asegurar un suministro adecuado de alimentos, no sólo en nuestros dos países, sino en todo el mundo y durante los siglos por venir?

Hoy día, Nikita Kruschev, a pesar de haber cometido errores, para los rusos, se considera el mejor dirigente que tuvo la Unión Soviética, cuando esta tuvo una relativa prosperidad. Para los occidentales (yo incluido) es Mijail Gorbachov, pero ya sabemos que cada uno cuenta la feria según le va en ella.

Roswell Garst es considerado como un embajador de buena voluntad. En mi opinión, ojalá hubiera muchos como él.


Y después, ¿qué ocurrió?

La destitución de Kruschev iba a recrudecer la Guerra Fría. Su “rile” va a ser motivo recurrente. Ernesto Che Guevara afirma que [el pueblo cubano] no suspira de alivio, no da gracias por la tregua; salta a la palestra para dar su voz propia y única, su posición combatiente, propia y única, y más lejos, su decisión de lucha aunque fuera solo. Él jamás lo hubiera hecho. Tiembla Tierra. Nada de buen rollito y ahora toca mostrar el lado más duro. Breznev tampoco está tan chalado como para querer una guerra nuclear, suya es la frase el primero que dispare armas atómicas será "el verdugo de la humanidad”. De hecho firma los tratados SALT I y SALT II de eliminación de armas estratégicas. Pero no duda en intervenir en Afganistán dejando un marronazo de aquí te espero. Sus sucesores Yuri Andrópov y Konstatin Chernenko (que gente más siniestra, más gris, en mi mente sólo tengo imágenes de ellos en blanco y negro y eso que son de tiempos recientes), dicen que les da igual ocho que ochenta.

En la década de los ochenta el mundo entra en una especie de paranoia. Es el momento de películas como El día después, Mad Max (tras el holocausto nuclear, sólo sobrevivirán los makokis) y toda la saga de Terminator (la pobre Sarah Connor huyendo de robots despiadados y que se parecen a Swarzeneger), y las canciones de la movida de los 80 sobre el horror nuclear (siento haber contribuido a esa degradación cultural, aunque, dicho sea de paso, fue muy divertido). El presidente de EEUU, Ronald Reagan espera lo peor y lanza su programa de Iniciativa de Defensa Estratégica (más conocido como “La guerra de las galaxias”), llamado así por utilizar sistemas basados en tierra y en el espacio a fin de defender Estados Unidos contra un ataque nuclear con misiles balísticos intercontinentales. Los escritores de ciencia-ficción escriben sin parar sobre el holocausto nuclear. El mundo se acaba, así que leña al mono hasta que arda. Pero, ¿hasta qué punto es cierto?

Cuando la salud de Leonidas Brezhnev se deterioraba, uno de sus asesores en agricultura, un ingeniero del ramo, de nombre Mijail Gorbachov, le dice que es necesaria una reforma en profundidad. Este es recomendado por el ex KGB y posterior presidente gris (antes mencionado) Yuri Andrópov, que con todos los defectos que pueda tener, ama a su país y ve la vía de agua. A Leonidas Brezhnev le interesan las opiniones de este joven ingeniero, pero su salud de deteriora. Se muere y todo esto se queda en el olvido.

¿En el olvido? Va a ser que no.

En 1985 lo que era un agujero en la época de Kruschev es ahora una vía de agua por la que se hunde la URSS. El fracaso de la agricultura soviética es más que evidente. Faltan alimentos en las tiendas, ya no sólo cosas exóticas o delicatessen, sino alimentos de primera necesidad.

La agricultura es el problema de la URSS y encima ahora no tiene dinero para importar alimentos por la carrera de armamentos y la intervención en Afganistán. El sector duro se hace el sueco (suele pasar en movidas así). Lío, lío, que yo no he sido.

Entonces es elegido ese ingeniero, probablemente uno de los mayores expertos en Agronomía y Economía Agraria de la URSS: Mijail Gorbachov. Es un comunista convencido, quiere retomar el camino que trazó Kruschev y no volver a cometer los mismos errores.

Aunque se está pensando en un técnico, sus primeras palabras son políticas, dos palabras que recorrerán el planeta como un latigazo: reestructuración (Perestroika) y apertura, transparencia (Glasnost).

Al igual que lo hiciera Kruschev empieza por quitarse lastre (retirada de Afganistán), coexistencia pacífica con Occidente (tratados de eliminación de misiles). Ahora tiene el camino libre, pero los países del Este actúan por cuenta propia, cae el muro de Berlín. Al contrario que Kruschev, opta por no intervenir.

Cuando empieza a aplicar las reformas en el edificio del entramado soviético, éste cae derrumbándose.

Pero esto ya es otra historia…


Los remeros del Volga


Los remeros del Volga (Ilya Yefimovich Repin Burlaks)


El Canto de los remeros del Volga es una canción tradicional rusa, recopilada por Mily Balakirev, y publicada en su libro de canciones tradicionales. Es una genuina canción de tiradores de barcos. Balakirev publicó sólo uno de sus versos (el primero). Los otros dos versos fueron agregados después. La canción fue inspirada en la famosa pintura de Repin, Burlaks en el Volga, describiendo el sufrimiento y la miseria de los remeros que arrastraban con su fuerza los barcos del Volga.

La canción de los remeros del Volga, en los tiempos de Nikita Kruschev, es plamada por la televisión musical en un videoclip o vídeo musical, cantada por la sensacional del bajo Leonid Kharitonov. Sensacional puesta en escena, en un triángulo en el que el vértice es el barítono y el resto del triángulo los integrantes de los coros del Ejército Rojo, alternándose escenas del Volga con la actuación, sobre fondo y paredes de espejo, ¿cómo pudieron hacerlo en 1965 sin ordenadores?



Para saber más

Enlaces:

Nikita Kruschev:

http://es.wikipedia.org/wiki/Nikita_Jrushchov
http://curistoria.blogspot.com/2009/03/el-zapato-de-kruschev.html
http://www.radiomanabi.com/noticias.php?id=14857
http://www.elcultural.es/version_papel/LETRAS/16353/Kruschev-_el_hombre_y_su_epoca

Roswell Garst (en inglés):

http://en.wikipedia.org/wiki/Roswell_Garst
http://www.aghalloffame.com/hall/garst.aspx
http://www.whiterockconservancy.org/resort_hist.aspx

Conmemoración de los cincuenta años de la paz del maíz (en inglés):

http://www.illinoistimes.com/Springfield/article-6232-fifty-years-later-celebratingdiplomacy-on-an-iowa-farm.html
http://www.wallacesfarmer.com/story.aspx?s=31177

Archivo de fotos de la revista LIFE (en inglés):

http://www.life.com/image/50568411

Archivo de fotos:

http://www.cutpriceposters.com/index.php?item=5291179

Los remeros del Volga:

http://es.wikipedia.org/wiki/Canto_de_los_remeros_del_Volga

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